Dos décadas y 15 años después

d+m cumple hoy 20 años y yo acabo de hacer 15 como freelance. Una celebración siempre es una buena excusa para asomarme por aquí y hacer un poquito de balance.

20 años en la blogosfera

Dice WordPress que llevo 2700 posts publicados aquí (sería difícil contar los que he escrito para mis clientes). Han sido dos décadas en las que este blog ha evolucionado siguiendo el ritmo de mis intereses: publicidad y medios al principio, más marketing de contenidos después, luego estrategia de contenidos y recientemente cultura del contenido. Por eso no tenía sentido seguir escribiendo estos últimos meses: si yo necesito descansar, mi blog también.

Dejando de lado temas demasiado personales, ¿qué ha cambiado en estos 20 años en la blogosfera? Es sabido que los blogs ya no son como antes, pero tampoco las redes sociales y vinieron después. Fueron diarios íntimos, después profesionales y ahora son poco más que un intento corporativo de que Google haga más caso al dominio del que dependen.

¿Qué no ha cambiado? Siguen siendo una página en blanco esperando a ser llenada de ideas. Y eso merece ser conservado. Quiero que mi blog siga siendo un reflejo de lo que pienso, mi lugar para descargar ideas. Así que es posible que el año que viene abra una nueva etapa de d+m. Quizá sin objetivos profesionales, solo como un lugar para escribir lo que quiera.

15 años siendo freelance

Oficialmente fue en noviembre, pero suelo celebrarlo en el blogversario porque sin d+m no creo que hubiese podido llegar a ser freelance. En 15 años he participado en proyectos de diferentes sectores y para empresas de todos los tamaños, pero siempre con los contenidos en el centro de mis tareas. Con porcentajes variables según las épocas, sigo encargándome de organizar, redactar y sugerir contenidos, aunque en realidad cada cliente lo llame a su manera: escribir para su blog, humanizar los textos de su web, planificar su LinkedIn, coordinar los materiales de un evento, gestionar su branded content en medios…

Nunca he encajado en un cargo «tradicional», pero tampoco me voy a inventar uno solo para que quede bonito en mi perfil. Quizá por eso parece que tampoco encajo en las ofertas que se anuncian en redes y portales de empleo. Me mantengo fiel al reto y seguiré abriendo camino, tratando de que los contenidos continúen siendo relevantes para toda la empresa.

¿Qué no ha cambiado desde que soy freelance? Que la experiencia es un grado, como la especialización. Quizá hable de eso a partir de ahora en mi newsletter, es decir, en 2025. O quizá no. Todavía tengo mucho en lo que pensar.

¿Y por cuántos años más?

Justo ayer, 12 de diciembre, se cumplieron 12 años desde que salió a la luz «12 miedos«, una bonita iniciativa de José Carlos León que me brindó la posibilidad de asomarme a los relatos de ficción. En aquel momento no pensé que fuese un camino a seguir, pero la semilla estaba plantada y con el tiempo germinaron nuevas ideas que he intentado cuidar, aunque fuera a ratos, para que sus raíces fuesen fuertes y así creciesen buenas historias.

La pandemia me dio la gran oportunidad de recuperarlas y vinieron muchos más momentos de inspiración en los últimos años. Ahí están los personajes, rondándome para que les escuche y ponga por escrito lo que están viviendo. Aunque no lo sientan así, no me olvido de ellos, pero otras prioridades les han pasado por delante.

Eso en cuanto a ficción, pero mi libro de redacción sigue ahí, todavía a medio escribir. Parece que el gafe que arrastra durará un poco más. Es el que más me ha costado de terminar y está avanzado, pero sin una editorial detrás que me presione, los proyectos de mis clientes van primero. Además, siempre estoy a tiempo de autopublicarlo para sumarlo a mi colección, así que no tengo más prisa que la que me impone saber qué otras novedades editoriales habrá el próximo año.

Aprovecho para anunciarte que el próximo día 22, "Pilares del contenido" estará de oferta en el KindleFlash (aunque ya sabes que lo tienes gratis con KindleUnlimited).

Quién sabe si 2025 me traerá un Valentín para darle un giro a mi carrera profesional, si me dará la paz mental que necesito para terminar de escribir mis historias o si me dejará viviendo en el sonido del silencio. Quédate por aquí y te lo iré contando.

Punto y (quizá) aparte

Siento que tengo que darte explicaciones. Déjame intentarlo.

Siento no haber celebrado el 14 aniversario de mi newsletter. No tenía fuerzas. Ni para quitar el piloto automático de mis redes.

Siento que tampoco quiero celebrar los 20 años que cumple este blog en breve. Ni mis 15 como freelance. Sigo sin energía.

Siento que he perdido la ilusión por compartir lo que aprendo en mi trabajo diario. Aunque todavía tengo ganas de escribir.

Siento que voy por un camino diferente al que la mayoría sigue. Y está poco transitado. Es duro.

Siento que ya no me importa que sea así. Antes sí, ahora no. Las prioridades cambian.

Siento que necesito silencio para volver a encontrar mi voz. Será en el sonido del silencio.

Siento que he de parar. Llevo parada 1 mes. Medio año incluso. Pero necesito ver pasar más tiempo.

Siento que volveré. No sé cuándo será. Pero todavía no.

Siento que entonces me hará feliz encontrarte por aquí. Entonces convertiré este punto en punto y aparte.

Sant Jordi, un día para leer o escribir

Hace ya 15 años que publiqué mi primer libro, así que he vivido la fiesta de Sant Jordi de diferentes maneras. Ha habido días tristes y felices, pero todos podría decir que han sido especiales y, aunque no estaré firmando, el de este año también lo es.

Por un lado, he conseguido reencontrarme con el placer de leer. Este curso me obligué a apuntarme a varios clubes de lectura para sacar tiempo para la ficción. Así que últimamente divido mi tiempo libre entre leer y escribir, casi como hago en mi vida profesional, pero por puro hobby. Me siento feliz de haber conseguido hacer un hueco en mi calendario (aunque sea a ratos y los fines de semana) para leer novelas y escribir una historia de ficción que ronda mi cabecita.

Como escritora de mapa que soy, avanzo en la estructura más que en el número de palabras, así que todavía no quiero contarte nada, pero sí puedo fantasear sobre la posibilidad de llevar el manuscrito a una editorial para publicarlo. Me conozco bien a las enfocadas a empresa y sería divertido aventurarme con el resto. Quizá en un par de años escriba un post sobre ello. ¡Hoy es el día perfecto para imaginar algo así!

Por el otro, y volviendo a la realidad, sigo buscando el equilibrio profesional que me permita escribir el libro de redacción de contenidos que hace demasiado tiempo tengo intención de publicar. Hasta ahora iba a paso lento, tanto por buscar el equilibrio con la ficción como por picos de trabajo, pero creo que a partir de mayo conseguiré darle un buen empujón (dejar a un cliente tóxico siempre genera un hueco en la agenda de los autónomos hasta que entra el siguiente proyecto).

Desde hace unas semanas, comparto algunos párrafos en mi newsletter y pido la opinión para saber si interesa o voy por mal camino. Los emojis dicen que sí, que a la gente le gusta, así que resulta un buen incentivo emocional para no dejar de escribir sobre mi profesión. Creo que hace falta poner un poco de orden y también distancia porque la mezcla de lo que hay publicado puede dispersar más que ayudar. En ello estoy, también rascando tiempo de donde puedo.

Como no puede ser de otra forma, también leo sobre el proceso de escritura, igual que sigo leyendo libros del sector, así que me gustaría terminar este breve post festivo con una frase que sirve para cualquier texto: «una historia empieza mucho antes de la primera palabra y acaba mucho después de la última«, Colum McCann en «Cartes a un jove escriptor«.

Cierro la Blogosfera de los Contenidos

Después de unos tres años y medio, me queda claro que no tiene sentido seguir con este proyecto personal, así que cierro la Blogosfera de los Contenidos. Si recuerdas qué era, te dará tanta pena como a mí; si ni sabes qué es una blogosfera, nada cambiará para ti, así que puedes dejar de leer.

Empecé a recopilar blogs que tenían a los contenidos como protagonistas (y con un sentido amplio) allá por el verano del 2020. Lancé el proyecto aprovechando que era el Blog Day, momento de recomendar blogs interesantes, quizá también porque era una época en la que nos hacía falta sentir que éramos parte de algo. Un par de años después, la convertí en newsletter de LinkedIn para aprovechar el alcance de esta red social. Pero hoy he enviado la última edición.

Dos motivos me han llevado a tomar esta decisión: 1/ el 62,5% de los blogs que la forman están desactualizados y 2/ los que siguen publicando lo hacen cada vez menos sobre contenidos. Así que, aunque empecé pudiendo seleccionar 10 posts interesantes cada mes, ahora me quedo con 3. Triste, lo sé.

No tiene mucho sentido seguir en estas condiciones y tampoco me apetece convertir una blogosfera en un refrito de perfiles sociales porque perdería su espíritu. La gran mayoría de personas han dejado de lado sus blogs para centrarse en redes, ¡parece que los que creemos en la blogosfera volvemos a ser los rebeldes!

La Blogosfera de los Contenidos sigue en mi Feedly, así que no dejo de leerlos y quizá alguno acabe en mi newsletter, pero al cerrarla oficialmente pierdo la esperanza de que los contenidos sean los protagonistas que las empresas merecen.

15 años como escritora profesional

Me avisa el calendario que en 2024 mis primeros libros cumplen 15 años, en solo un par de días en realidad. Fueron cuatro los que coincidieron repartidos entre varios meses de 2009: «Tu blog paso a paso», «Blogs y empresas», «Visibilidad» y «Claves del nuevo marketing». Como es lógico en este mundillo, ya están descatalogados, pero igualmente me apetece dejar apuntadas aquí algunas ideas porque yo también cumplo 15 años como escritora profesional.

Puedes imaginarte que no los escribí todos de golpe: llevaba desde diciembre de 2007 trabajando en ellos. Desde entonces, sumo 16 libros publicados teniendo en cuenta las coautorías y un par de relatos cortos. Las matemáticas dicen que el ritmo es de uno al año, pero no es tan sencillo. Ahora mismo, llevo ni quiero contar desde cuándo escribiendo dos: un manual de redacción y una historia de ficción. Quisiera publicarlos este año, pero ya quise hacerlo el pasado y no llegué a tiempo.

Digo que soy escritora profesional porque me pagan por ello, pero no lo suficiente como para vivir solo de lo que he publicado, así que, como uno lo autopublicaré y la otra es un hobby, todo mi trabajo pasa por delante para facturar y acabo dedicándoles muchas menos horas de las que quisiera. Lo primero es lo primero y también este año se cumplirán 15 años desde que soy freelance… pero lo dejo para otro post a finales de año (¿y si dejase de serlo de aquí a allí?).

Escribir es una profesión, un pasatiempo y un ejercicio de salud mental. Es maravilloso casar palabras para dar vida a ideas que se van formando en tu mente y llenar páginas con pensamientos y aprendizajes, sea para uso personal o para ayudar a otros. Es difícil de transmitir la ilusión de firmar un contrato editorial, la misma de que alguien te diga que te ha leído. Lo estoy escribiendo y créeme que tengo una sonrisa en los labios. Es una sensación que engancha, aunque también da cierto vértigo cada vez que le das al botón de publicar en Kindle.

El síndrome del impostor está siempre buscando víctimas y es muy fácil dudar de una misma y hacerse las típicas preguntas: ¿tiene sentido exponerme para hacer un libro sobre este tema? ¿Le interesará a alguien si no sigue el enfoque de los que ya hay? ¿Por qué complicarme la vida volviendo a empezar otra aventura editorial si se está tan bien vagando en el sofá los fines de semana?

Publicar un libro es un proceso que implica mucha dedicación, más cuando una se autopublica. Se aprende mucho y da alegrías, pero otras siguen estando reservadas para cuando se publica con una editorial. Me gustaría volver al ruedo, pero también me gusta la tranquilidad que me permite escribir el libro que me gustaría leer. No tengo que cumplir los plazos de un contrato y disfruto más del proceso, lo que es igual de importante que terminar a tiempo.

Cada vez que termino de escribir un libro me asalta la misma pregunta: ¿podré con otro? Siento que me vacío, que ya no me queda nada que contar sobre ese tema. Suerte que los contenidos evolucionan y me dan la oportunidad de enfocarlos desde diferentes puntos de vista. Así llevo 15 años y espero cumplir muchos más.

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