d+m cumple 9 años

¡Fue hace 9 años! 9 años ya desde que empecé a toquetear Blogger, a escribir para compartir públicamente las ideas que pasaban por mi cabeza. Quería descargarme de ellas (de ahí el nombre downloading) y giraban alrededor de los medios de comunicación (de ahí el mass media). Con el tiempo lo acorté a d+m (también más fácil de pronunciar) y ha acabado siendo mi logo aunque mucha gente no sepa hoy en día qué significa porque, evidentemente, también ha ido variando el tipo de contenidos que he publicado aquí.

9 años de este blog, 6 de mi Tumblr y otros 6 en Twitter… por no hablar de los 4 como autónoma. Está claro que muchas cosas han cambiado desde entonces. Es por esto que he aprovechado este aniversario para cambiar el diseño y acomodarlo a los nuevos tiempos y los nuevos proyectos que han surgido desde entonces. Por un lado, la plantilla está adaptada a móviles y he dejado en una sola columna las entradas (algo que siempre había querido hacer) y, por otro, he utilizado el mismo theme en el resto de mis webs (tanto la corporativa como la divulgativa). De esta manera es más fácil ver por dónde ando y no perderse entre las opciones porque todas comparten menú de navegación.

Tampoco este año voy a compartir números del blog porque, al fin y al cabo, es un análisis que solo me interesa a mí. Así que pensando en hacer algo que te podría interesar y, aprovechando la sugerencia de dos buenas amigas, voy a poner en marcha un concurso.

  • ¿Qué se sortea? 9 invitaciones a mis webinars sobre contenidos. A saber: gestión del tiempo, guía de estilo y formas de escribir cada día.
  • ¿Cómo se participa? Tuiteando algo sobre los webinars (el motivo por el que se quiere ver alguno en concreto, por qué es relevante ese tema en su trabajo… no sirve solo el título de la página que sale por defecto al compartir en Twitter, hay que currárselo un poco más) + el enlace a la web de los webinars + la mención a mi usuario de Twitter (para poder contabilizar la participación).
  • ¿Hasta cuándo se puede participar? Hasta las 9h del próximo viernes 20 de diciembre.
  • ¿Quién ganará? Las 9 personas que mejor utilicen los 103 caracteres (los que quedan en el tuit después de restar a los 140 el enlace y la mención) ganarán 1 invitación a 1 webinar, el que quieran de entre los 3 de mi web.
  • ¿Cómo se sabrán los ganadores? Haré un tuit mencionando los ganadores y les pediré que me envíen un mail para darles un cupón del 100% de descuento al webinar que quieran ver.
  • ¿Hay alguna condición más? Se pueden publicar tantos tuits como se quiera siempre que cumplan el formato anteriormente explicado (si falta alguna de esas tres cosas, no servirán). No serán válidos para participar los retuits a usuarios que estén participando ni tuits sobre este mismo post (aquí solo se muestran las condiciones, no se participa en el concurso).

Espero que la idea te parezca interesante y te apetezca participar en este concurso, aunque sea sin bases legales. Si no, siempre puedes dejar en los comentarios tu sugerencia para la celebración del próximo año. En cualquier caso, me alegra que te hayas pasado por aquí a leer este post. Por cierto que, como en todo gran cambio, quizá algunas cosas hayan quedado descolocadas. Tengo algunas localizadas y en mi lista de reparaciones pero puedes avisarme en los comentarios o como prefieras.

Segunda encuesta sobre contenidos en España

Ha pasado ya un año desde la primera encuesta así que es momento de actualizar los datos para ver la evolución de los contenidos en España. Esta vez he planteado el doble de preguntas para que sea lo más completa posible y no solo pensar en marketing de contenidos si no otros contenidos que pueda utilizar la empresa, cómo son los departamentos de contenidos o la confianza y satisfacción que la empresa tiene sobre los contenidos.

Sigue siendo igual de fácil de contestar, no te llevará más de 5 minutos. Y, como todas las encuestas que hago, es totalmente anónima. No se recogen datos identificativos de ningún tipo ni se pide el correo ni nada. Espero que eso siga animando a participar con sinceridad y también conseguir el doble de respuestas, ¡mínimo! Por esto te pido que compartas la encuesta o este post con tus contactos para llegar a más gente. No llegará a ser representativo de toda España pero es un principio.

Contesta la encuesta

Se aceptarán respuestas durante 1 mes, es decir, hasta el 17 13 de noviembre. Los resultados los publicaré en ebook de descarga libre directa y, como siempre, los suscriptores de mi newsletter serán los primeros en tener acceso.

Anteriormente: el Estado del marketing de contenidos en España 2012 en titulares y en 44 conclusiones.

Actualización 13 de noviembre: por problemas con el envío del formulario, se cierra la recepción de respuestas. Finalmente, conseguí 70.

Actualización 21 de enero de 2014: ya está disponible el ebook.

Carnaval: marketing de contenidos o cómo lo llamamos

Cristina y Carlos han puesto en marcha un nuevo carnaval, esta vez sobre RRPP. Un tema que me toca más de cerca que el de salud, más aún porque han dedicado el primer tema al marketing de contenidos a ver si entre todos conseguimos ponernos de acuerdo. La pregunta que lanzan incita a contestar: ¿el marketing de contenidos es comunicación, marketing o algo nuevo?

Más o menos yo ya contesté en mi libro y en esta pregunta frecuente: no es nuevo (eso es seguro) y tiene algo de marketing y algo de comunicación (ahí es donde está el problema). Mi aportación al debate podría terminar aquí pero reconozco que se pueden llenar páginas y páginas sobre el tema (en mis clases lo evito para no comerme todo el tiempo). Las primeras aportaciones ya lo han demostrado: es muy fácil escribir sobre ello porque todos tenemos una opinión. Y (sigue aumentando la bola del problema) se puede contestar sin haberlo practicado, igual que cualquiera puede hablar de política solo por ser ciudadano que sufre las consecuencias.

Pero la comunicación, el marketing, las RRPP, el periodismo… no son democracias, cada uno hace lo que quiere (y este problema sigue creciendo cada vez que alguien hace lo que quiere). El contenido ha estado siempre presente en todas estas disciplinas, ¡lógico! Entonces, ¿por qué se nos ha ocurrido ahora cambiarle el nombre? Dicho rápido, porque podemos y, además, queremos. Lo explico con dos ejemplos de sectores muy diferentes: detergentes y cine.

  • Cada cierto tiempo, nuevo detergente. Añaden (por decir algo) ingredientes que se sacan de la manga y los añaden también al nombre. Resultado: ¡novedad en el mercado! Sigue siendo detergente pero ahora es concentrado, líquido, con lejía, con suavizante… cualquier cosa que se le quiera poner. Y seguirá evolucionando, de eso se encargan los departamentos de i+d+i.
  • Los inventores en los inicios del cine (una época en la que las patentes eran dudosas) añadían o cambiaban una pieza, le ponían nombre al nuevo aparato y a triunfar. Eran pioneros dignos de admiración por sus innovaciones y nunca se ha parado de añadir más tipos de cine: sonido (mono, estéreo, envolvente, con altavoces hasta en el techo…), color, panorámico, digital, 3D, IMAX… Por no hablar de los soportes domésticos o de las versiones que se comercializan para venta (¿cuál debe ser la diferencia entre ‘edición diamante’ y ‘platinum’?).

El objetivo siempre ha sido el mismo para cualquier empresa, utilice la disciplina que utilice: diferenciarse para vender. Unas más indirectamente que otras, con más prisa que otras, a más gente o menos, pero siempre vender a alguien. Y ése alguien es quien tiene el poder de elegir (¡con el usuario hemos topado, menudo problema porque cada uno quiere una cosa!). La evolución del mercado la dicta día a día el ser humano dejando fuera lo que no le gusta, lo que no cumple sus expectativas. Solo hay que dejar que el tiempo pase y analizar las consecuencias de ésas elecciones para seguir evolucionando. La Historia está llena de cosas que han dejado de usarse, es algo normal, pero cuesta dar el brazo a torcer.

Por eso, mientras, debatimos y nos dan rabietas cuando alguien no utiliza bien el nombre que creemos es el correcto porque es el que usamos nosotros. ¡Y hay tantos ejemplos! Porque, para vender más, hay que seguir la moda (¿o no?) y si ahora toca hablar de marketing de contenidos, estrategia de contenidos, storytelling, transmedia, branded content, periodismo de marca… pues se habla desde la perspectiva que sea para incluir esas palabras clave y salir bien parados en buscadores. Y no importa mucho el resultado de la mezcla porque se habrá conseguido lo que quiere, en este caso, no el cliente si no la empresa. Vender, siempre vender.

Está claro que poner un nombre ayuda a estandarizar, define tareas y eso es importante también desde el punto de RRHH. Y ahora sí, implicando a toda la empresa, vamos a acabar de petar el problema que no ha parado de crecer en todo el post (y en los ya casi 4 años que llevo hablando de marketing de contenidos): ¿a quién contratamos para hacer estas tareas si no somos capaces de distinguir cuáles son?

  • Si contenidos es igual a escribir, ¿busco periodista, blogger, copy, redactor? Pero ellos no me harán un plan de comunicación, de marketing, de medios social o de contenidos, ¿o sí? Es más, ¿necesito uno de cada? ¿Se llama estrategia de marketing de contenidos, plan de contenidos, estrategia editorial…? Mejor busco consultorías pero de marketing online, de RRPP, de SEO, de inbound marketing… Espera, ¿consultorías o agencias?
  • Vamos a más porque dentro de la estrategia de contenidos también está la curación de contenidos y entonces, para decir que no hace falta una etiqueta nueva para hacer lo que ellos ya hacen, saltan documentalistas, periodistas y hasta community managers (y éstos ya tienen sus propios problemas porque los social media strategists aún buscan su hueco).
  • Soluciones al problema: ¿nos dejamos de rollos y contratamos a quien lleva años haciéndolo (nombres reconocidos como marketing, comunicación, periodismo) o a quien se ha especializado en una cosa concreta aunque tenga un nombre que no nos suena de nada?

Dudar y debatir es sano para el corazón, menos mal… pero solo para algunos porque los que tratan de aprender para ponerlo en práctica en su negocio o empresa no tienen la culpa de que no nos pongamos de acuerdo. Y, como en política, son ellos los que pagan las consecuencias: se apuntan a cursos que dicen que son de una cosa pero acaban siendo de otra; se ponen a ello y acaban haciendo algo que no es ni una cosa ni la otra; se desengañan porque no consiguen lo que querían (vender, ¿recuerdas?) a pesar de que ya hayan comprado algo (un curso o una consultoría, porque alguien sí ha vendido algo).

La evolución no se detiene así que las personas que se sienten engañadas se quejarán de esa palabreja nueva que no les ha servido (como con el detergente) y buscarán algo similar con otro nombre que otros les venderán (como el cine busca nuevas experiencias) aunque los que inicialmente lo habían hecho seguirán buscando clientes… ¿de quién es la culpa? ¿Del cliente que se deja asesorar sin informarse antes, del vendedor sin escrúpulos que se aprovecha del momento o del que tiene buena fe pero no consigue llegar al cliente? El tiempo, tan sabio como siempre, ya se encargará de dejar a cada uno en su lugar y se deshará de los culpables (si es que hay que culpar a alguien de todo este embrollo o burbuja).

Debates de este tipo hay en todos los sectores y no lo vamos a solucionar a corto plazo. Solo espero que este carnaval sirva para quitar algunas máscaras. Será el lector de todos los posts que se están generando quien decida si las quita a los conceptos de debate o a las personas que los utilizan en su beneficio. Y, ya que has llegado hasta aquí, 1.150 palabras después, no te vayas sin dejar un comentario o participar en el #carnavalRRPP.

¿Por dónde flaquea mi estrategia de contenidos?

De los diferentes tipos de contenidos, el que siempre me ha fascinado más es el que suele llamarse calculadora. En «Marketing de contenidos» incluso le dedico unos párrafos porque  me parece un tipo de contenido muy práctico para las empresas y también para los usuarios que solo han de entrar algunos datos y encontrar las respuestas que quieren. Llamarlo calculadora enturbia sus posibles usos porque suena muy matemático así que a la que he hecho yo la he llamado herramienta de autodiagnóstico y calcula, cómo no, el buen uso de los contenidos.

Se trata de un cuestionario de 10 preguntas para que el usuario sepa dónde puede estar fallando su estrategia de contenidos. Una vez completado, descubrirá en qué aspectos puede mejorar el uso que le esté dando a sus contenidos. La base es el índice de una estrategia de contenidos por lo que se muestra numéricamente en qué apartado se está aprovechando o no todo lo que pueden hacer los contenidos por su empresa.

En cuestión de 5 minutos, el usuario tiene respuesta a por dónde flaquea su estrategia de contenidos y, además, puede comparar su puntuación con la media de otras personas que también han contestado la autoevaluación. La herramienta no recoge más datos que la IP para limitar el uso a una vez por usuario, las respuestas son anónimas.

Anímate a probarla, es muy fácil y sabrás si estás usando bien los contenidos.

Carnaval: marca personal – marca profesional

¡Un carnaval! ¡Cuánto tiempo sin oírlo aplicado a la blogosfera! Eso pensé cuando vi el tuit de Monica Moro invitándonos a participar porque hace años que no siento la blogocosa tan unida como cuando empezábamos. Y, casualidades de la vida, el motivo se acerca al tema del carnaval: “marca personal – marca profesional, ¿juntas y revueltas?”.

Fue en diciembre del 2004 cuando empecé este blog, por entonces no había muchos y parecía que todos nos conocíamos: una gran familia feliz que se enlaza (aún hablo con nostalgia de los blogrolls en mis clases y la mitad no saben qué son), comenta (cuando se hacía ampliamente y uno en un tuit o con un botón que indica que nos gusta algo) y se relaciona con memes y carnavales.

Pero los blogs se hicieron grandes, las marcas empezaron a asomarse y la blogosfera se profesionalizó. Las personas seguían hablando de sus cosas pero se mezclaban con las que veían posible sacar un beneficio más allá de la expresión de sus ideas. ¿Por qué no adaptarlas a lo que quería el mercado? Publicidad o venta de servicios, da lo mismo, es evidente que es posible rentabilizar el tiempo que se dedica a un blog y ahí es donde entra en conflicto la parte personal con la profesional porque entraron también las empresas e hicieron hablar a sus empleados por ellas.

Yo tengo una marca y es tan personal como profesional porque soy autónoma y todo lo que hago públicamente acaba repercutiendo en mi trabajo. Para mi no hay diferencia entre estos dos conceptos porque no puedo dejar de ser quien soy. Si no puedo dejar de imaginarme cómo hubiera expresado yo la idea de un post, ¿cómo un profesional de la salud va a dejar de ser doctor o enfermera al escribir en su tiempo libre en sus canales no corporativos?

Somos lo que somos, a todas horas, pero elegimos mostrarlo a todos, a una parte o a nadie. Privacidad, la palabra clave del Internet de hoy en día. Yo elijo qué publicar, yo elijo quién puede verlo. Yo soy mi jefe y puedo decidir porque estoy hablando de lo que hago fuera de mi trabajo (aunque ya se sabe que la jornada laboral del autónomo que además tiene como hobby su propio trabajo es difícil de establecer).

Está claro que cuando me toca escribir para un cliente, puedo decidir menos y me muerdo más la lengua (no se puede morder la mano que nos da de comer, como mucho, solo hacerle pequeños arañazos). Cuando un profesional de la salud, como cualquier otro, publica en canales corporativos, es menos él y más empresa porque debe respetar las normas corporativas. Eso no se puede negar en ningún sector pero casi consigo que me linchen la última vez que intenté debatirlo en clase, otra casualidad, en un máster de salud 2.0.

Allí expliqué, como es habitual en mí, que debemos dar prioridad al mensaje por encima del canal y justamente es lo que nos ayudará a establecer límites en la definición de personal y de profesional. Ya he dicho que personal y profesional para mí son lo mismo pero hay una parte de ambas que es imposible mezclar: la parte íntima (en el límite de lo personal) y la confidencial (en el de lo profesional).

Así que, cuando tengo algo que contar (mensaje), primero decido a quién le puede interesar saberlo (público objetivo) o si merece la pena contarlo (objetivo del mensaje). Esto me indica dónde lo tengo que publicar (canal). Por ejemplo:

  • Que me hayan picado tres mosquitos en una noche (hecho, por cierto, real) es algo que a mis seguidores de Twitter no les debe interesar. Por eso lo cuento a mi círculo más íntimo en Facebook donde tengo a unos pocos amigos (de los que aún se pueden llamar así) y familiares.
  • Que me ocurre algo mientras escribo que puede ayudar o les puede pasar a otras personas, lo cuento en Twitter. Aunque sea algo que puede parecer personal porque es una reflexión, forma parte de mi vida profesional.
  • Que me encuentro con un enlace interesante que merece la pena compartir, elijo en base al tema y lo publico en Twitter o en Facebook. Intento que cada canal tenga su propia línea editorial.
  • Que un cliente se retrasa con una factura o que un alumno está más pendiente del móvil que de lo que explico en clase, eso solo me incumbe a mi así que decido no publicarlo, es decir, no hacerlo público.

Todo lo que explico afecta a la imagen que los otros tienen de mi y es la parte personal la que ayuda a la profesional a ganar puntos. La personalidad hace especial al profesional, cada vez más parecido a los demás, y por eso nos empeñamos en mostrarnos como más humanos en las redes, mezclando ambas partes de manera que resulta imposible separar… para quienes no sepan establecer límites a su privacidad. Por eso todos necesitamos un plan.

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