[Contenidos] «Contenido eres tú», un ejemplo de ebook que ha dado buenos resultados

Hoy quisiera contarte qué he aprendido de ti gracias a mi publicación del ebook “Contenido eres tú”. Me gustaría utilizarlo como ejemplo para explicar lo importante que es medir los resultados conseguidos desde diferentes ángulos. Por eso, si no lo has hecho ya, te recuerdo que puedes descargarlo gratuitamente y en varios formatos (pdf, epub, mobi y los 3 en un zip).

Puestos a calcular, es interesante empezar con un acto de reflexión. promo-boton-v3He escrito un capítulo (unas 2000 palabras) y me he encargado de la coordinación editorial, maquetación y edición final, además de la publicación en los diversos canales cada semana. Esto significa que, entre unas cosas y otras, mi inversión de tiempo ha sido de unas 50h al ebook. Repartidos entre los casi 3 meses que ha durado la aventura editorial, puede parecer poco pero, si fuese un proyecto facturable para un cliente, otro gallo cantaría.

Con las horas que le he puesto, sumadas a la de los autores, no es suficiente pensar en las descargas conseguidas, hay que poder valorar más cosas. No quiero llenarme de números estadísticos, solo algunas referencias a dos aspectos concretos: los temas que interesan y los formatos que se utilizan. Creo que son los aprendizajes más extrapolables de cara al futuro.

Hay diversas formas de medir los temas que despiertan más interés, algo que también podríamos llamar alcance conseguido:

  • Consumo: las visitas a mi web, en concreto en cada post como firma invitada, y también las aperturas de cada newsletter.
  • Interacciones: las métricas propias de cada red social como son RT, +1, Me gusta, comentarios, menciones sociales pero también las recibidas en los envíos de esta newsletter en forma de mail de respuesta.
  • Suscripciones: las nuevas altas a la newsletter, las nuevas suscripciones al blog y los nuevos seguidores sociales. Además de los que ha tenido la revista en Flipboard. Todo ello valorado en evolución por cada número.

En base a estos parámetros, puedo decir sin lugar a dudas que los últimos temas son los que más os han interesado. Quizá también porque se ha ido acumulando la expectativa número a número y el alcance ha sido mayor al final. O, simplemente, los datos están condicionados por otro factor importante: la promoción. Y es que la dedicación también influye. Nunca hay que publicar y olvidarse.

Cuando se dedica tanto tiempo a algo y después se regala, algunos se preguntarán si  merece la pena. Una manera sencilla de contestar es teniendo en cuenta los números resultantes que acabo de enumerar: ¿poco consumo, pocas interacciones, pocas suscripciones? Si la respuesta es que sí, es probable que la respuesta sea que no ha merecido el esfuerzo de generación del contenido. Si, en cambio, los números compensan (y eso a cada uno lo hace a su manera) entonces mis 50h habrán servido para algo. Si los objetivos se han cumplido, el marketing de contenidos ha funcionado.

Una última cosa que me parece interesante aprender de este ebook es el formato preferido de descarga. Es curioso ver cuál de los tipos de archivo ofrecidos se lleva mayor porcentaje. Supongo que era de esperar pero, en este momento, es el pdf con casi el 80% quien gana; el epub se lleva el 13%; el zip un 5%; y el mobi se queda en un casi ridículo 2%.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 201 (16 de junio de 2014).

[Contenidos] 4 experimientos que no te van a gustar (pero que deberías probar)

Cuando iba al instituto, había una clase llamada Laboratorio. El profesor llevaba bata blanca y nos explicaba líquidos y aparatitos que no había en otro sitio. Era como si, una vez a la semana, tuviésemos la potestad para hacer explotar el edificio… quizá para saltarnos algún examen.

Dejé la ciencia en aquella clase, pero he seguido haciendo experimentos solo que con el idioma. Eso sí, con el mismo cuidado con el que íbamos al laboratorio. No porque vaya a explorar nada físico, si no porque algo sí puede resultar dañado: nuestra reputación, nuestra empresa, nuestro trabajo.

Pero lo mismo que puede perjudicarse, es lo mismo que puede salir beneficiado: hacer experimentos con los contenidos que publicamos puede llevarnos a mejorar y descubrir una forma diferente de comunicarnos con nuestra audiencia o el mejor momento para llegar hasta ellos.

Hay una parte que se puede enfocar a lo literario pero también otra más matemática con tests A/B, analítica e investigación de datos. Esto último lo dejo para los científicos y me centro en el idioma porque también se puede probar cosas y tener resultados usando los contenidos como lo que son: una herramienta estratégica dentro de la empresa.

Te propongo un par de experimentos que puedes hacer ahora mismo:

  • Publica un post llevando la contraria a la tendencia dominante de tu sector: esfuérzate por encontrar argumentos para que se note que sabes de lo que hablas. Intenta provocar desde la razón.
  • Envía una newsletter sobre algo que crees que solo te importa a ti: hazla personal, aunque se trate de un mensaje corporativo. Procura poner emoción, apuntes que te definan como individuo dentro de la empresa.
  • Recomienda en tus redes sociales un artículo de tu competencia: arriésgate y valora lo que otros están haciendo. Seguro que hay más de una cosa en la que coincidís, pero también está bien dejar claras las diferencias.
  • Reenvía a un cliente una presentación de SlideShare, por ejemplo, en la que los uses como ejemplo para explicar los errores más comunes: cuida la privacidad, claro, pero sácales los trapos sucios para que se puedan ver reflejados.

Prueba alguno de estos experimentos a ver qué tal te funcionan. Eso sí, antes asegúrate de que:

  • Tus contenidos reflejan bien quién eres para que no haya confusión posible.
  • Nadie en la empresa se quejará de lo que hagas.
  • No los hagas todos a la vez, empieza por pequeñas cosas antes de lanzarte por completo.

Experimentar está al alcance de todos, grandes y pequeños, quienes empiezan y quien ya llevan tiempo en el mercado. Y, quien no arriesga, no sabe hasta dónde puede llegar.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 188 (10 de marzo de 2014).

[Contenidos] Estrategia de contenidos para una crisis de reputación

Hoy quisiera hablarte de cómo los contenidos pueden ayudarnos en la corrección de nuestra reputación. Quizá antes convenga aclarar que la reputación corporativa es una mezcla de lo que nosotros transmitimos y lo que nuestra audiencia percibe. En otras palabras, hay una parte que no podemos controlar del todo, aunque sí influenciar.

¿En qué pasos para hacer un plan de contenidos tendremos que fijarnos para incidir directamente en la reputación de nuestra empresa? Siempre empieza en el primer punto: el uno incide en el dos, sin el dos no se puede saber el tres y sin el tercero no se puede determinar el cuatro, lo mismo que el quinto es consecuencia del cuarto. Todo está ligado:

  1. El objetivo puede ser corregir la imagen que nuestro público tenga de nosotros porque hemos tenido una crisis de reputación.
  2. El público objetivo pueden ser la parte de audiencia que ha dañado nuestra imagen, nuestra audiencia habitual y también personas que nos pueden ayudar escribiendo contenidos sobre nosotros (sobre influencers, repasa el #CarnavalRRPP).
  3. La línea editorial debería enfocarse principalmente a reforzar los mensajes corporativos  dañados pero sin descuidar a sus otros perfiles: los contenidos tienen que seguir siendo relevantes y habrá que generar nuevos para relacionarse con nuevos públicos.
  4. Los canales en los que publicar estos contenidos pueden variar en cada caso pero es necesario incidir en aquellos que tengan más peso en buscadores y en los que puedan haber sido el foco de la crisis.
  5. El calendario editorial se invertirá durante cierto tiempo y se dedicará más esfuerzo a los contenidos corporativos que a los de recomendación, aunque no debe perderse la regularidad establecida previamente para los contenidos a largo plazo.

Éste podría ser el esqueleto básico de una estrategia de contenidos orientada a solventar una crisis online. Se suele recomendar tener siempre preparado un plan de este tipo para poder reaccionar más rápidamente llegado el momento. Yo me conformaría con que todos a los que se preocupen porque les pueda pasar a ellos tuvieran un plan de contenidos.

Y es que, para utilizar estos pasos, no hace falta pasar por un problema online. Puede ser porque estemos empezando o simplemente porque estemos reposicionándonos. Tener una estrategia no se puede improvisar, es algo que tan importante dentro de nuestra empresa que merece la pena dedicarle recursos.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 187 (10 de marzo de 2014).

[Contenidos] No disfraces tu estrategia de contenidos

Hoy quisiera hablarte del Carnaval y de los disfraces con los que podemos (o no) enmascarar los contenidos que la empresa genera. Y es que estaba yo este sábado contemplando una rúa de Carnaval y, entre carroza y carroza, me dio por pensar en algunas cosas que, ahora tranquilamente, puedo ver que tienen relación con los contenidos y la forma en la que muchas empresas los tratan.

Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos llevado puesto un disfraz (si es que no lo llevamos aún en nuestro día a día). Sin querer psicoanalizar a nadie, puede decirse que pasamos por unas fases similares a las que pasa un autónomo/empresa y sus contenidos.

Fase infantil
Cuando somos pequeños, nuestros padres o profesores deciden por nosotros. Vamos muy graciosos con disfraces de peluche y pasamos desapercibidos entre nuestros compañeros con los clásicos hechos en clase (y en serie) con bolsas de basura.

Es cuando nos sentimos marionetas porque otros mueven nuestros hilos. Nos dejamos llevar por lo que el jefe quiere o las tendencias indican que tenemos que hacer. Nuestros contenidos no destacan, pasamos desapercibidos porque, aunque sonreímos, no entendemos bien qué hacemos vestidos de esa guisa/publicando eso.

Fase de niño
Crecemos y nos planteamos qué querríamos ser y, al menos por unas horas o días, lo logramos. Vamos de héroes, de princesas o de lo que nos haya impactado más durante el año.

Nuestros contenidos empiezan a tomar forma… pero no la que queremos, si no la que alguien nos dice que tenemos que tener. Seguimos sin darnos cuenta que otros deciden por nosotros y que nuestros contenidos no llegan a todo lo que podrían ser porque nos disfrazamos de lo que no somos. Aunque, sí es cierto, algo más de atención logramos y, desde luego, nos sentimos mejor con nosotros mismos.

Fase de adolescente
En plena adolescencia, algunos se dejan llevar por las hormonas o el alcohol para decidir cómo destacar más entre el resto de disfraces. Y lo que (parece) les vende más, es lo que se ponen. Seguro que algún jovenzuelo habéis visto así este fin de semana… se pasa vergüenza ajena, ¿verdad?

Pues con los contenidos ocurre un poco lo mismo cuando tratan de enmascarar lo que son, por ejemplo, agencias que venden lo que no saben hacer o empresas que generan contenidos que no son lo que dicen ser. También se pasa vergüenza ajena por el desprecio a la comunidad profesional. Esta edad del pavo a algunos les dura toda la vida, a otros lo justo para darse cuenta de que no es la mejor forma de utilizar los contenidos.

Fase de adulto
Ya más mayores, otras preocupaciones llenan nuestra cabeza como para tratar de ser quienes no somos realmente. Así que, por lo general, no nos disfrazamos. Vale, sí, algunas veces acabamos con antifaz o quizá los pequeños de la familia o los amigos nos empujen a, digamos, una pérdida momentánea de concentración.

Cuando la empresa lleva un tiempo generando contenidos, publicar algo que no encaja en la estrategia no tiene sentido. Tenemos ya un objetivo marcado, un camino a seguir. Y no lo vamos a desviar con contenidos fuera de lugar. Una empresa madura, distribuye contenidos de manera estratégica, pensando en su negocio.

¿En qué momento te encuentras?
Quizá estás pensando que ninguna de estas ‘fases’ tiene que ver contigo. Puedes probar mi autodiagnóstico para averiguar de qué manera tratas a los contenidos y quizá compruebes que no lo tienes tan controlado como pensabas.

Si quieres dirigir los contenidos de tu empresa hacia la fase adulta, ves pensando en hacer una estrategia antes de que sigas disfrazando tus publicaciones de lo que no eres.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 186 (3 de marzo de 2014).

[Contenidos] Algunos argumentos para convencerte de que inviertas en contenidos

Un motivo para no confiar en los contenidos puede ser no querer probar algo nuevo. ¿Por qué? Pues porque eso de “arriesgar” no se hace en época de crisis o eso dicen los que tampoco lo hacen aunque estén en el mejor momento de la empresa. ¿Cuándo entonces?

Por poner un ejemplo que sirve de base de la mayoría de estrategias de contenidos, cualquier momento es bueno para abrir un blog corporativo. Si todavía crees que un blog es algo ‘nuevo’, revisa tu calendario: se te ha quedado atascado con el efecto 2000. Los primeros blogs sí arriesgaron pero fue hace más de una década. Ahora ya no, no hay peligro. ¿A qué esperas?

Ah, claro, que crees que hace falta tener un gran presupuesto. Es cierto que crear una estrategia de contenidos puede suponer una inversión pero solo de tiempo: si tienes ya una página web, tiene un coste igual a cero en cuanto a tecnología ya que WordPress es gratuito; si no tienes web, tampoco has de gastar nada porque Blogger tampoco cuesta un euro.

¿Te frena el típico miedo por el tamaño? Por los contenidos no te has de preocupar porque este factor no importa para nada. Sí, las empresas grandes tienen más presupuesto, más personal, más tiempo, más de todo. Pero quizá no tienen tanta necesidad como tú de usar los contenidos para mejorar su situación.

Piénsalo: ¿cómo han llegado dónde están? Quizá porque han arriesgado y sí, algunos golpes se habrán llevado pero mejor para ti: ahora ya sabes qué funciona y qué no. Aprovecha su experiencia, aprende de ellos y aplícalo a tu empresa sin perder tiempo.

Y si has leído ‘tiempo’ y has pensado que es lo que no tienes. Tampoco es una buena excusa: comparte la responsabilidad o céntrate en lo tuyo y deja que otros lo hagan por ti. Busca a algún empleado y fórmale (mejor que dejarle el marrón sobre la mesa y salir corriendo). O externaliza alguna tarea, muchos lo hacen y está claro que tiene sus beneficios.

Quizá ya nos estamos acercando a tu verdadero miedo: no sabes si servirá para algo. ¿Es eso? Supongo que ya imaginas que voy a decirte que tampoco en este punto llevas razón. Precisamente una de las misiones de una estrategia de contenidos es asegurarse de que los contenidos que se publican sirven para algo. Si no, no es una estrategia.

Y, si no tienes ni idea de por qué publicas algo, coincido contigo en que mejor no lo hagas. Dedícate a planificar antes de querer construir algo que necesita unos buenos cimientos. Y la reputación, la confianza o las ventas que se derivan de ellas necesitan una buena base para crecer, es decir, unos buenos contenidos.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 183 (10 de febrero de 2014).

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