[Contenidos] Paciencia, una virtud ignorada en las estrategias de las pymes

Hoy quisiera hablarte de la paciencia que tenemos que tener con los contenidos. El otro día en el evento SMMDay comenté precisamente que los que quieren resultados rápidos pueden olvidarse de usar el marketing de contenidos para conseguir sus objetivos. ¿Quién tiene mayor necesidad de ver que sus contenidos funcionan? Las pymes, por eso son las que menos paciencia tienen.

Los contenidos requieren tiempo de preparar y de amortizar, no solo de creación. Pero, si se tiene paciencia con ellos, acaban dando alegrías. Según la empresa, puede ser un proceso tan complejo y largo como el siguiente:

¿Tiempo estimado para todo esto? Antes de ponerse a crear contenidos pueden pasar un par de meses, otro par para generar suficientes contenidos y otro par para ver que empieza a conseguirse algo. Sumándolo todo, puede pasar medio año hasta llegar al último punto. ¿Tiene una pyme tanta paciencia? Si crees que sí, encantada de colaborar. Pero no suele ser así.

La buena noticia es que en los resultados de la encuesta de 2013 la mayoría apuesta por resultados a largo plazo. Aunque aún hay quien tiene prisa, parece que la tendencia es a comprender mejor la función de los contenidos corporativos.

Lo que las empresas consiguen publicando contenidos no es algo rápido por eso tampoco hay que tener prisa por crearlos. Es necesario un análisis previo antes de crear el contenido. Si no, se puede perder la oportunidad de generar un impacto positivo en nuestra audiencia. No se puede correr una maratón sin entrenar, tampoco compartir contenidos sin haberlos preparado. La paciencia es una virtud, dicen. Aplícala a los contenidos y verás que, además, es una forma de conseguir resultados.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 182 (3 de febrero de 2014).

[Contenidos] Tu web vende, lo creas o no

Una de las cosas que me sorprende es que algunos participantes del Estado de los contenidos 2013 es que no tienen página web así que voy a dedicar la newsletter de hoy a los contenidos corporativos.

Pregunta polémica para empezar a reflexionar: ¿no tienes web porque en tu negocio los usuarios no utilizan Internet? Si has contestado que sí, es posible que tengas razón (todavía hay sectores que viven en el mundo 0.0) pero te animo a replanteártelo por si acaso no has analizado bien el comportamiento online de tus clientes potenciales. Revisa algunas estadísticas, ya sabes, solo para asegurarte.

La página web de una empresa es una herramienta de venta, como un comercial, una centralita o un escaparate. Cuanto más autosuficiente sea, más eficiente. Por eso hace falta realizar un árbol de contenidos que refleje los pasos que daría el usuario. Debe guiarle tanto como persuadirle a la compra.

En realidad, una web puede servir para mucho más que para vender pero (casi) todos los objetivos acaban estando relacionados con sacar rentabilidad de algún tipo. Incluso en los blogs que empiezan, una vez conseguido algo de tráfico, se plantean insertar publicidad o mejorar en su trabajo.

¿Qué podemos publicar para conseguir que los contenidos de una web vendan? Algunas ideas para las páginas más importantes:

  • Home: destaca algo, pero no todo lo que hay dentro para no marear al usuario. Recuerda que la parte visual es importante, vale, pero también las palabras de los menús y los botones para llamar a la acción. Has de atrapar al usuario, pero por las buenas y no con engaños.
  • Producto/Servicio: lo óptimo es tener en cuenta la perspectiva del usuario. Esto que algunas veces es difícil de enfocar por parte de las empresas es ‘tan sencillo’ como orientar el texto a beneficios y no tanto a características o funcionalidades. A partir de aquí, el diseño y programación también ayudan: imágenes alusivas, testimoniales actualizados, enlaces y posts relacionados… Cuantos más contenidos generes sobre esos productos/servicios, mejor explicados estarán y más fácil será que se vendan por si mismos.
  • Contacto: no haya nada más triste en una web que un formulario de contacto sin ningún otro texto que lo acompañe. Sí, ya has convencido al usuario a que visite esa página pero, ¿no crees que un empujoncito le iría bien? Imagina que es un contestador automático: hay quien cuelga porque no quieren ‘hablar con una máquina’. Igual de frío es un formulario.

Ahora, la pregunta del millón: ¿qué se gana teniendo una web además de cualquier otro medio social (un blog o un perfil en LinkedIn)? Se consigue una presencia más sólida, más definida y clara. ¿Y eso ayuda a vender? Es un primer paso muy importante para asentar una buena reputación, algo que sí persuade a la compra.

Un recordatorio para los que ya tienen web: no creas que cambiar el diseño de tu web es suficiente para renovarla. Hay que hacer una revisión o mantenimiento para actualizar los textos y que sigan reflejando lo que hace tu empresa.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 181 (27 de enero de 2014).

[Contenidos] En qué se parecen las rebajas y la planificación de contenidos

Quizá en los días previos a las rebajas has visto algo que te gustaba pero, en lugar de comprarlo, has esperado para hacerlo ahora a mejor precio. Es algo que hace cada vez más gente por eso seguro que alguna vez te ha pasado que al ir a buscarlo ya no lo has encontrado. Es lo que pasa cuando hay demanda: si no vas los primeros días (¿horas?), olvídate, alguien se te adelantará.

Con los contenidos ocurre una cosa parecida: si no creas tú ese post, esa infografía, ese vídeo… tu compentecia lo hará por ti. Es posible que alguien lo está buscando, ¿por qué esperar a crearlo? Si hablamos de compra/consulta por parte del usuario, está claro que por el ahorro. Pero, como empresa, ¿qué pasaría si perdieses ventas porque otra empresa sí tiene lo que la gente está buscando? Posiblemente que al siguiente año planificarías mejor tu stock, léase, organizarías mejor tus contenidos.

Esto no ocurre solo con las rebajas, claro, pero es cuando más predispuestos estamos a gastar. Los carteles de descuentos nos atraen, queremos aprovecharlos. Pero también tenemos que gestionar la inversión. Las organizaciones de consumidores lo recuerdan cada año para evitar gastos innecesarios. También se puede aplicar a los contenidos.

Y es que es época de controlar lo que se gasta, de estirar el presupuesto para que dure todo el año. No inviertas de golpe la mitad de lo previsto, dosifica y reserva para lo que ha de venir. De nuevo, planifica sabiendo que los contenidos no son una campaña publicitaria preestablecida en el tiempo. Está bien cambiar la web y evidentemente será un gasto considerable pero guarda algo para actualizar tu blog cada semana.

La tercera y última cosa relacionada con las rebajas está dedicada a los que empiezan a trabajar escribiendo pero también a los que les contratan porque, si nos fijamos en algunas ofertas de empleo o páginas de empresas que ofrecen servicios, parece que los contenidos están siempre a precio de saldo.

Las estrategias de precio son respetables y válidas en algunas ocasiones pero que no sean la norma, tampoco para agencias. No se puede comparar la rebaja de una prenda de ropa de las que se han fabricado miles con el mantenimiento de un blog corporativo que es único. No se debería ni preguntar al redactor por un descuento ni aceptar ese tipo de rebajas. Dignifiquemos un poco la profesión.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 178 (7 de enero de 2014).

[Contenidos] «Vender es humano» aplicado al marketing de contenidos

Continúo hablando de planes para el próximo año. En la newsletter de la semana pasada organizaste tus contenidos y en la de hoy veremos algunos consejos para conseguir uno de los deseos más habituales cuando se empieza el año: vender más.

¿Vender? ¿Con contenidos? Sí, sí se puede. Lo que pasa es que no es tan rápido y no funciona igual como en otras vías, por eso muchas veces es más fácil resumirlo con una negación. Daniel H. Pink lo explica claramente en su libro “Vender es humano” hablando de vender y ventas sin vender: todos vendemos algo, aunque no resulte tan evidente como cuando hay una transacción económica detrás.

Los ejemplos que utiliza para los que dudan de ello es la sanidad y la educación, dos sectores dentro de las ventas sin vender porque giran en torno a “la capacidad de influir, de persuadir, de cambiar el comportamiento a la vez que se busca un equilibrio entre lo que quieren los demás y lo que tú puedes ofrecerles”.

Bajo esa premisa, Pink construye su argumentación y explica cómo vender o, usando sus palabras, cómo convencer a la gente para que hagan algo. Utiliza diversos estudios para demostrar la influencia de la nueva forma de entender las ventas. Propone algunos ejercicios para probar nuestra empatía (basta con que dibujes la letra E en tu frente para verlo) o nuestra capacidad de improvisar.

En uno de sus ‘muestrarios’, habla de la curación de contenidos justificándola con que ahora el reto es clasificar la información no el acceso a ella. De hecho, habla largo y tendido de cómo ha cambiado este paradigma dejando atrás la información asimétrica y permitiendo que haya un equilibrio entre lo que saben comprador y vendedor.

Es por eso que Pink recurre al proceso en tres pasos que hace un par de años propuso Beth Kanter:

  1. Buscar: área de interés, fuentes de información y artículos. Atentos alumnos, ¿cuánto tiempo sugiere dedicarle? Sí, 15 minutos… dos veces al día.
  2. Comprender: añadir valor y extraer el sentido a lo recopilado. Sugiere hacerlo mediante una lista o en tu propio blog.
  3. Compartir: después de seleccionar y organizar la información, ya está lista para darla a conocer en redes sociales, dice, para “revelar problemas ocultos que tú puedes resolver”.

El último punto es el relevante. Verás, el capítulo donde lo explica está dedicado a la claridad, centrado en la diferencia entre identificar y resolver problemas. Y este es un tema muy importante porque una de las características del marketing de contenidos es manejar los problemas del público objetivo. ¿De qué forma? Pink sugiere que sea más formulando las preguntas adecuadas que respondiendo a ellas. De esta forma, primero hay que dedicar un tiempo a analizar y conocer el problema, antes si quiera de pensar en la forma de arreglarlo.

De entre las muchas ideas del libro, creo que ésta es perfecta para empezar el año con fuerza: dedica un tiempo a identificar (y después solucionar) esos problemas y estarás más cerca de poder convencer a tu público, en palabras más motivadoras, de aumentar tus ventas para el próximo año.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 177 (30 de diciembre de 2013).

[Contenidos] Acaba el año planificando los contenidos que necesitarás

Hoy quisiera hablarte de tu planificación de contenidos de cara al próximo año. Ya que se está acabando el año, por eso es un buen momento para repasar los resultados conseguidos y plantearse arreglar o reforzar algún contenido concreto.

La mejor forma de empezar es saber qué se ha publicado, es decir, hacer inventario. En las redes sociales todo queda guardado así que puedes recurrir a:

  • El archivo de WordPress para tu blog
  • La copia de seguridad que ofrece Twitter
  • El registro de actividad que conserva Facebook
  • El histórico de correos para tu newsletter
  • Los archivos almacenados como vídeos, presentaciones, fotos…

Haz una lista ordenada en el tiempo con todo ello y recuerda que un inventario se convierte en auditoria cuando no solo refleja la parte cuantitativa de los contenidos si no también la cualitativa. Así que el siguiente paso es añadir a tu lista de contenidos una columna extra para la analítica. Repasa cuestiones como:

  • ¿Qué contenido ha sido el que más te ha costado de realizar?
  • ¿Cuál ha conseguido mayor interacción?
  • ¿Alguno ha influido claramente en vuestra reputación?
  • ¿Hay un contenido que haya tenido un impacto directo en la empresa?

Una auditoria puede llevarte semanas si la quieres hacer muy completa o si has generado muchos contenidos. Si no tienes tiempo, céntrate en lo más importante y trata de responder a cuestiones generales como:

  • ¿Qué contenido ha merecido la pena hacer y cuál no tanto?
  • ¿Qué tienen en común los contenidos que han funcionado mejor?
  • ¿Hay alguna época del año que te haya ido mejor en cuanto a resultados?
  • ¿Qué contenido podrías volver a aprovechar y cuál es mejor olvidar?

Con esta información, es momento de planificar el nuevo calendario: rellénalo semana a semana, mes a mes, según lo que ha funcionado bien o los hitos relevantes de este año que se acaba.

No se trata de replicar lo que se ha hecho sin más ni de aventurar sobre qué podremos publicar contenidos dentro de 10 meses. Cuando se planifica a largo plazo más bien se dan orientaciones generales que deberán concretarse en cada momento. Lo que hay que tener en cuenta es no repetir errores como dedicar mucho esfuerzo a contenido que no ha conseguido ninguna respuesta y fomentar aquellos contenidos que, con la perspectiva del tiempo, sabemos que han ido bien.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 176 (23 de diciembre de 2013).

Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad