[Contenidos] ¿Pagarías por leer tu propio contenido?

Hoy quisiera hablarte de una forma ‘muy fácil’ de saber qué tipo de contenido hacer en tu empresa. Siempre hablamos de los objetivos de la empresa, de qué queremos conseguir creando contenidos, de cómo éstos nos pueden ayudar a lograr a conectar con el usuario al que nos dirigimos… Hay muchas formas de plantear la estrategia y hoy quiero enfocarla en base a dos palabras claves en el marketing de contenidos: gratis y gracias.

Agradecer al autor el tiempo que ha dedicado a crear ese contenido es una buena recompensa que lo aleja un poco de la soledad. En este caso, no hablamos de dinero si no de eso que se conoce como una palabra amable o un cumplido y que a cualquier le gusta oír. Al cocinero por su comida o al piloto de avión por su aterrizaje, todos tenemos en nuestro interior un ego que satisfacer de tanto en tanto.

Cuando solo pensamos en conseguir algo de las otras personas (¡que compren de una vez!), nos olvidamos de la cortesía, educación o como quieras llamar a lo que nos obligaban a hacer nuestros padres cuando recibíamos un regalo y que nos recordaban con un ”¿qué se dice?”.

Si los contenidos que publican las empresas son gratuitos, ¿podemos considerarlos como un regalo? ¿Deberíamos darles las gracias de alguna forma? La palabra ‘gracias’ no siempre es necesario que se use, puede ser añadir un enlace a su página o mencionar a la persona que te ha descubierto un contenido si hablamos de curación de contenidos. Para algunos, un ‘Me gusta’ o un favorito en Twitter ya es un agradecimiento (aunque para otros sea un ‘la foto es bonita’ o ‘lo leo luego’).

Esto me lleva a la segunda palabra clave relacionada con el dinero. Hubo un tiempo en el que los bloggers ponían botones para que sus lectores hiciesen una donación para un café y así sufragar costes de servidor (el inicio del micromecenazgo cuando aún no se le llamaba así). Luego se pasaron a la publicidad porque era algo más fácil de conseguir para la mayoría. Y, por último, algunos han/hemos ido a parar al contenido de pago como forma de ofrecer contenido de aún más calidad.

Hay muchas formas de cobrar por el contenido. No siempre es dinero, también puede ser una compra social o dar nuestros datos para una futura comunicación más comercial. Lo que importa en este caso es que hay alguien dispuesto a dar algo por el contenido que hemos creado. Y si ese algo ‘solo’ sea un ‘gracias’, ¿tendría el mismo valor para la empresa? No para todas.

Recapitulando, a la hora de crear contenidos, podemos pensar en qué queremos nosotros conseguir: tráfico, menciones sociales, posicionamiento… pero también podemos pensar en si alguien estaría dispuesto a pagar de alguna forma por lo que estamos dando a nuestra audiencia.

Este podría ser un criterio de calidad: si pagan, es que es bueno, ¿no? Así que al pensar en el equilibrio entre contenido gratuito y de pago, podemos pensar en que si alguien nos da las gracias ya nos damos por pagados o si preferimos sacar un rendimiento diferente.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 171 (18 de noviembre de 2013).

[Contenidos] En qué fijarse para medir los objetivos de los contenidos

Continuando con lo visto la semana pasada sobre las formas de compensar la inversión en contenidos, quisiera hablarte de la medición de los contenidos. Quizá debería empezar confesando que no me convence utilizar la palabra que tanto gusta a determinados sectores: el ROI no es del todo apropiado cuando no hay plazos de tiempo claros así que tampoco es una forma realista de comparar a los integrantes de esa fórmula matemática.

No obstante, resulta evidente que es necesario medir de alguna forma y así poder decir que el tiempo invertido ha llevado a algún beneficio. Así que la pregunta que persigue a cualquiera que se dedique a crear contenidos es ”se invierte mucho, ¿cuánto se recupera?”. La respuesta, como siempre, es compleja pero hay que intentar relacionarla con el objetivo de la estrategia de manera que los contenidos sean tan útiles para la empresa como para el usuario:

  • ¿Querías visibilidad? Revisa tus estadísticas y mira a ver cuánto tráfico te ha conseguido el contenido que has publicado o cuántas interacciones sociales tienen tus contenidos.
  • ¿Querías ventas? Revisa la procedencia de tus clientes para saber cuántos te han conocido o se han decidido a comprar/contratarte por contenidos tuyos o recomendaciones de sus contactos.
  • ¿Querías fidelizar a tus clientes? Revisa los números y averigua cuántos clientes son suscriptores de tu newsletter o fíjate en la evolución de seguidores en tus medios sociales.

Hace falta poner un contexto a los resultados y a los recursos dedicados a los contenidos y ser realista en la respuesta a: ¿te compensa dedicar [poner aquí los recursos dedicados] para conseguir [poner aquí los resultados de las preguntas anteriores]? En mi caso, ¿me compensa dedicar un par de horas a esta newsletter los domingos? Sí porque me fijo en los resultados conseguidos por el envío: lecturas, clicks o tuits pero también proyectos que han salido gracias a ella.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 169 (4 de noviembre de 2013).

[Contenidos] 3 formas de hacer que te compense invertir en contenidos

Frente a la pregunta de si te compensan los resultados que obtienes de los contenidos teniendo en cuenta lo que dedicas, el resultado puede ser negativo si has invertido demasiados recursos en generar y promocionar un contenido pero luego nadie compra, nadie clicka, nadie recomienda o cualquier otra acción que querías que hiciese el usuario.

Para volverlo positivo, piensa en combinar los recursos que tienes y sacarles mayor beneficio, es decir, rentabilizar mejor los contenidos:

  • Pedir la colaboración a tus seguidores para conseguir mayor visibilidad: la compra social y otras barreras son posiblemente la opción más directa, aunque también puedes usar ciertas llamadas a la acción cuando no tengas algo tan claro qué ofrecer a cambio pero sí ganas de aumentar la relación con tu comunidad.  Y, aunque parezca evidente, no te olvides de enlazar correctamente hacia tus contenidos comerciales.
  • Crear contenidos más orientados a conversión: aumentar el porcentaje de contenido comercial es la posibilidad más directa, una menos directa es hacer más evidentes las opciones de compra en la barra lateral o en elementos de diseño destinados a éste efecto. Lógicamente, asegúrate de que lo que estás publicado está relacionado con tus productos o servicios y que no te has alejado demasiado de la visión de tu negocio en el intento de gustar al usuario.
  • Reaprovechar el contenido es la mejor forma de invertir menos en su creación. Además, ten presente que, gestionando bien tu tiempo, cada vez tardarás menos tiempo en crear los contenidos con lo que la fórmula aumentará en cuanto a beneficios.

Resumiendo, es posible rentabilizar los contenidos y hay estadísticas que lo demuestran en cuanto a aumento de tráfico y de ventas conseguidas después de haber puesto en marcha una estrategia de contenidos: paciencia, solo hay que fijarse en los resultados conseguidos para motivarse a seguir día a día.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 169 (4 de noviembre de 2013).

Contenidos que venden en 10 pasos

Como cada verano, este agosto he publicado en mi newsletter un especial que acabo convirtiendo en Guía en 10 pasos. Este año el tema ha sido cómo y dónde encontrar contenidos que ayudan a vender más.

Contenido que vende en 10 pasos

El índice repasa las etapas de una estrategia de contenidos y los pasos que sigue un usuario hasta la compra:

  1. El vendedor: aceptando que hay que vender
  2. El objetivo: vendiendo usando los contenidos como estrategia de marketing
  3. El cliente: comprando gracias a los contenidos
  4. La compra: aplicando el proceso de adquisición a los diferentes canales
  5. Atrayendo la atención del usuario
  6. Interesando con el marketing de contenidos
  7. Reteniendo compradores potenciales
  8. Poniendo en valor el contenido cuidando la distribución
  9. Convirtiendo a clientes
  10. Redactando para la acción

Anteriormente: «Redacción online en 10 pasos«, “Content curation en 10 pasos“, “Marketing de contenidos en 10 pasos” y “El proceso de escribir cualquier cosa en 10 pasos“.

[Contenidos] Qué se puede aprender de los videoclips musicales

Hoy quisiera hablarte de música, más concretamente de videoclips musicales y cómo éstos se parecen a los mensajes que algunas marcas comunican. Y es que las empresas son como un artista o grupo: usan historias para llegar a su audiencia. Por un lado, las empresas tienen productos o servicios que vender comercializados bajo una marca comercial; por otro, los cantantes venden sus canciones en todos los formatos posibles (CD, concierto, Spotify, YouTube…) bajo el sello de una discografía aunque lo que realmente vende es su nombre.

Como cualquier otro tipo de marca, ambos lados de este cuadrilátero imaginario utilizan las redes sociales, publicidad, patrocionio… cualquier tipo de contenido, todo lo necesario para poder sacar el mayor rendimiento a esa marca personal o comercial. La diferencia con la gran mayoría de empresas es que las canciones son tanto producto como contenido así que pueden analizarse igual que se haría con cualquier mensaje corporativo que pudiera publicar cualquier marca comercial.

Es interesante ver cómo esa letra se convierte en un videoclip para explicar, efectivamente, una historia audiovisual porque las empresas también cuentas historias con sus contenidos. Así que recurro al Rey del Pop para comparar la forma en que algunas marcas utilizan los contenidos: ves conectando los altavoces porque sus canciones serán la BSO de esta newsletter.

Si se habla de Michael Jackson, es lógico hablar de “Thriller”, un hito de la historia de la música que seguro has visto. Pues bien, míralo como ejemplo de contar una historia: videoclips de este estilo empiezan, mezclan y acaban sin música. Además, el cantante canta interpretando lo que explica la letra. Los mejores videoclips de Michael Jackson cuentan una historia de forma más o menos extensa y explícita: “Bad”, “Smooth Criminal”, “Remember the time”, incluso “You rock my world”.

Aplicado a las empresas, son las que encuentran su historia, su diferenciación, y son capaces de explicarla en todo lo que hacen porque se la creen y la ven como algo propio que deben cuidar y comunicar. No son fáciles de encontrar pero, después de haberlo hecho, cuesta separarse de ellas.

Por un lado, tenemos videoclips como el de “They don’t really care about us” o de “You are not alone” que son buenos ejemplos de hablar de uno mismo: videoclips de este tipo tienen un momento o varios de lucimiento del intérprete en los que típicamente éstos cantan mirando a cámara como si contasen algo a la audiencia directamente. Mezclan, alguna vez, referencias a la historia pero es secundaria. Por otro, esta forma puede llevarse al extremo con la autopromoción: un concierto es el ejemplo clásico. Para el Rey del Pop, serían ejemplos “Dirty Diana” o “Give it to me”, aunque no tiene por qué ser una grabación en directo puede ser falseada y sacar a gente disfrutando en una sesión más controlada.

¿Y la empresa? Pues suelen ser contenidos pensados para lucimiento de la empresa, léanse notas de prensa publicados en blogs corporativos, enlaces en redes sociales que siempre van a la web oficial, fotografías de productos…  Las empresas que se lo creen demasiado tienden a ver el autobombo como la forma prioritaria, sino única, de crear contenidos.

El equilibrio, como siempre, es la mejor opción. “Thriller”, en realidad, mezcla ambas opciones. Quizá por eso una no se cansa de verlo como tampoco se cansa de consumir contenidos corporativos que hablen de otra cosa que no sea el ego de una empresa. La próxima vez que veas un videoclip o tengas que crear contenido de ese tipo, piensa cómo quieres que te recuerden los que leen.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 163 (23 de septiembre de 2013).

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