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La audiencia acompaña a Alonso en sus victorias tanto como Ferrari. En Catalunya siguieron la carrera en TV3 (que no cambió al C33) el 31,1%, frente al 30,4% que siguió TeleCinco. En España TeleCinco se llevó al 44,5% de personas que estaban viendo la televisión en ese momento.

Todos pudimos ver las marcas que se mostraron en el único circuito urbano del Mundial. Algunas veteranas y otras nuevas y sorprendentes:

Vodafone
Martini,
Foster’s,
Gauloises,
Malboro,
V-Power (Shell),
Bridgestone y su Potenza,
Siemens,
Johnnie Walker,
Philip Zepter

Sin duda quien se llevó el gato al agua fue Red Bull y la promo de «Superman Begins». Durante la carrera se pinchó el alerón trasero un par de veces y antes hicieron los típicos reportajes con los famosos posando con el coche y el gran cartel que les pusieron detrás.

Pero la gran diferencia respecto a la promoción que hicieron el año pasado con «Star Wars» es que en esta ocasión el piloto acabó tercero. La imagen de Coulthard con capa en las escaleras-podium, no tiene precio. Y mucho menos el gesto del piloto casi disculpándose ante el Príncipe de Mónaco.

Carreras anteriores
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Estos días laSexta está en boca de todos por el Mundial. Pero también está de celebración y hay que felicitarla.

Así que empecemos por lo bueno: laSexta ha llegado ya a su primer 1% de share, tras 2 meses de emisión. Teniendo en cuenta que empezó desde 0, que no cubre todo el territorio, que parece que todo ese mismo territorio está en su contra… ¡tiene mérito!

También ha cambiado su web, ¡por fin! Habían ido añadiendo pedacitos para mantenerla al día pero se había quedado simplemente como una página de transición rellena. Ahora sí parece la web de una cadena de televisión, aunque le faltan arreglillos (como al menú de notas de prensa está mal organizado) y contenidos (guía de episodios y de programas ideales para llenar TeleWiki).

Pero si esto es lo bueno, ahora viene lo malo: el Mundial. En estos momentos, toda España sabe que laSexta es la tele del Mundial. Por todos lados vemos los opis, lonas y anuncios en prensa. Ellos mismos lo repiten constantemente al grito de «Opá, vamó a por el Mundial» con profesionales vestidos como la selección y con frases «con mensaje» (a unas señoras que barren les ponen algo de que el fútbol es juego limpio).

Y cuando llegue el Mundial (no sé si quiero saber la fecha) toda la programación de laSexta se mete en la nevera y se conserva hasta que acabe el Mundial. Ahora que habíamos conseguido habituarnos a qué programas daban qué días, todo se cancela. El programador lo tendrá fácil, pasará de cadena generalista a temática en un día.

Aunque después de tanto lío, finalmente parece que laSexta compartirá el Mundial con Cuatro. Otros listos que se suben al carro del fútbol.

Yo lo que no entiendo es por qué ponen promos explicando cómo antenizarte para poder verles… ¡cuando ya lo estás haciendo! Lo normal sería que pasasen ese spot en otras cadenas. Aunque más que «normal» es algo imposible.

A todo esto yo me pregunto… ¿qué habría pasado si laSexta hubiese nacido en un año sin Mundial?

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Internet tiene algo especial que la diferencia del resto de medios: la magia de la inmediatez. Es rápida y hace que las noticias vuelen y se propaguen deprisa. Dos ejemplos, un buen trabajo (Amo a Laura) y uno malo (Keli finder), de cómo esa rapidez puede ser eficaz o no.

En los dos casos me enteré de qué iban las dos campañas por algún post (siento no recordar ya dónde lo leí primero) y caí en la cuenta de la «repercusión social» que estaban tomando al leer reportajes en la prensa sobre los creativos de la MTV y del Ministerio de la Vivienda. Pero en realidad sólo he mantenido el continuo goteo de información con Laura, hasta enterarme de que ha ido apareciendo en Buenafuente. De las Keli finder sólo leí un par de posts al inicio de la campaña y nunca más se supo.

Amo a Laura ha estado en boca de todos y si me dices que no sabes de qué te hablo, no te creo. En cambio quizá te estás preguntando qué es la Keli finder y si te digo que el logo tiene unas bambas tipo Converse igual no me crees.

Ayer me enteré (vía ¡Vaya tele!) del Premio en el Festival El Sol (para mí siempre con un bebé ladrador como estandarte) a la Mejor Campaña Integral para Tiempo y la MTV. Hoy me leo en el adn que este portal inmobiliario cumple ya tres meses sin que haya tenido ningún éxito.

Son dos ejemplos claros de cómo unas noticias se propogan y resisten (¡hoy una chica iba tatareando la canción en el Metro!) y cómo otras no aguantan lo que hay detrás de ellas (han comprado hasta adwords para intentar revivir).

Quizá la culpa sea del producto anunciado más que de la estrategia.

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En televisión, hay una delgada línea que diferencia lo profesional de lo personal. Y después de haber visto los dos primeros capítulos de «Anatomía de Grey», aún estoy más convencida de que el «salto mal llevado» de lo profesional a lo personal es lo que me hace dejar de ver una serie. Al menos aquí han empezado así, mezclándolo lo justo (veremos cuándo dura).

Las «series profesionales» muestran el trabajo diario de polícias, periodistas, médicos, bomberos, jueces… un montón de profesiones excitantes alejadas del teleoperador, administrativo, comercial o vendedor habitual en nuestro día a día laboral (¿quizá por eso «Tirando a dar» no pasó del segundo capítulo?).

Por eso cuando la trama profesional «se acaba», se recurre a lo personal para intentar retener al espectador con «trucos de otros géneros». La profesión pasa a un segundo plano y los personajes empiezan a verse «con otros ojos». Por ejemplo, de repente el protagonista no es un médico brutalmente honesto sino un enamorado que quiere recuperar a su exmujer y dos de sus pupilos se lían sin motivo aparente. ¿Es que ya no hay enfermedades raras que descubrir?

La tensión sexual puede ser un buen aliciente (inolvidable abejita en «Expediente X», por ejemplo) pero cuando lo emocionante de la serie es saber si se casarán o no los personajes, no estamos viendo una serie… ¡ya es una telenovela!

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Podemos decir que hay dos tipos de invitados en una serie: 1/ los famosos que vienen a asomar la cara porque están promocionando algo sin venir a cuento y 2/los actores conocidos que intervienen directamente en la trama.

El primer caso es el que suele aparecer en la prensa y da un toque de glamour a la serie pero en realidad no tiene mayor interés. En cambio el actor que al verlo podemos decir «¡es no-sé-quien de no-sé-dónde!» no sale destacado de ninguna manera, pero tiene un peso importante en el guión (además de poder ser un habitual de la productora muy trabajador).

Igual que las pelis de misterio se solía cumplir la vieja teoría, algo olvidada hoy en día (como decían en «Un cadáver a los postres») de que el asesino es el mayordomo, en muchas series (sobretodo USA) el culpable suele ser este actor invitado. Ya que lo han traído, que tenga algún tipo de protagonismo. Y aunque salga sólo unos minutos, la probabilidad de que él sea el malo es muy alta. Cuanto más fácil de reconocer sea, más probabilidades.

En el próximo capítulo de pon-aquí-la-serie-de-misterio-que-estés-siguiendo, fíjate bien. Casi siempre se cumple este truco ya habitual de los guionistas.

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