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Queda una semana para que empiece el Mundial de Fórmula 1. TeleCinco y Televisió de Catalunya han empezado ya a anunciarlo y Renault nos ha sorprendido también con su nuevo spot del Megane. El protagonista continua siendo Fernando Alonso, pero esta vez en dibujos animados.

Le vemos en un Megane negro por una carretera todo luz y color (¿hay un arcoiris?) entrando en un pueblo donde la gente en lugar de tener cabeza tiene botas, plantas, regaderas… y no es una metáfora, realmente son así (¿quizá por eso lo han hecho en ilustración 3D?).

Alonso pone cara de sorprendido, yo estoy a la expectativa. La solución viene al salir del «pueblo de las cabezas cortadas», como se le podría llamar, y entrar en un bosque de árboles con cuchillos en lugar de ramas que empiezan a atacar al coche. Pero el conductor (Alonso o tú mismo) conduce tan bien y de manera tan segura que sale del bosque sin un arañazo.

Y después de estas imágenes que inevitablemente me recuerdan al bosque de «La bella y la bestia» (pero sin lobos), viene el epílogo que lo explica todo. Volviendo otra vez a una carretera de arcoiris, Alonso ve en el arcén un coche con la parte superior cortada y un cuerpo buscando su cabeza (y que se pone un nido de pájaros) y hace el típico gesto de «glups» mientras se toca el cuello. El slogan es «Siempre en el camino».

Todo esto para decir que la seguridad de tu Megane te puede salvar la cabeza (la vida). También para decir que quien no tiene un Megane no tiene la cabeza bien puesta (los pájaritos son los más significativos). Y que la carretera puede ser traicionera (la señal de los árbol asesinos estaba tapada por una lechuza) y peligrosa (con lo pacíficos que son los árboles de «El señor de los anillos»).

Renault sigue pues queriendo posicionarse con la seguridad de sus vehículos.

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Quizá es porque últimamente he estado muy metida en el tema de la tele (aunque ahora ya «lo he dejado») pero lo que me sorprende más de los Oscars es la espectación que genera en televisión.

Por ejemplo, el presentador es casi más importante que los premios (allí Jonh Stewart, aquí la Barceló (sorpresa) y el Figueres (un clásico) para Canal+). Nos han dado en directo las nominaciones y nos van a dar en directo la ceremonia. Después emitirán especiales (probablemente) la gente acuda al cine a ver alguna de las ganadoras.

Digamos que es «lo lógico», pero ¿por qué no pasa así con la propia televisión? El circuito sería perfecto: la televisión premiando la televisión visto en televisión.

Pero aunque la teoría funciona, este año la práctica no: la Academia de Televisión ha cancelado sus premios porque ninguna cadena quiere retransmitirla. Por lo visto después del año pasado, TVE se niega a restrasmitiarla y TeleCinco y Antena 3 hace unos años que tampoco lo hacen por baja audiencia.

Tienen miedo de dar audiencia a otras cadenas si los premios son para programas y profesionales de la competencia. Este año ya van dos premios de televisión que no se darán pero sin la propia televisión de testigo. Los TP tampoco los emitirán la noche del 6, aunque se podrán ver desde su web.

En cambio, hay peleas para emitir el Mundial del fútbol. Este afán por conseguir la audiencia de fútbol ha hecho que dos cadenas consigan los derechos, Sogecable y La Sexta. ¡Dos cadenas emitirán a la vez algunos partidos! Y no en desconexión como ha pasado alguna vez, para toda España (bueno, para los que puedan verlas). Cómo se repartirán las audiencias dependerá, supongo, de los comentaristas (para Cuatro Manu Carreño, para La Sexta aún no se sabe, claro).

Cuatro empezó diciendo que no estaba dentro de sus objetivos emitir ni fútbol ni cine, pero ya lo hace. La Sexta ha empezado hace unos días su emisión en pruebas y lo primero que ha emitido es un partido de fútbol.

El único consuelo posible es que en televisión nunca faltará ni el cine ni el fútbol, pero quizá si falte algo de la propia televisión.

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Un año más llega el momento más esperado del cine norteamericano (pero como nos guste o no dependemos de ellos, pues en general es esperado casi para todos). Mañana por la noche es la ceremonia de los Oscars y este año casi ni sé quiénes son los candidatos. Así que me veo incapaz de hacer una quiniela.

En los últimos meses he ido viendo cómo los blogs de cine que leo iban comentando las nominaciones. Pero confieso que no las recuerdo, sólo sé que «Buenas noches y buena suerte» y «Brokeback mountain» tienen alguna, pero tampoco cuáles.

Si este fuese un «blog de cine más» seguramente ya habría hecho varias anotaciones sobre cada película, con críticas y dando mi voto para alguna de ellas. Pero este no es un «blog de cine normal», así que no voy a buscar información para hacer un post de última hora con esos datos ni postearé en directo los ganadores.

¿Tengo yo la culpa de que últimamente el cine «me interese menos»?

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Hace unas semanas que «Camera café» puso a disposición de los anunciantes un espacio en sus créditos finales. Pusieron un cuadradito con la frase «anúnciese aquí» (con los créditos debajo pasando) y, como calculé unos 20-25 segundos disponibles, pensé que podría ser perfectamente un espacio para un spot convencional tipo patrocinador.

Pero no, de momento he visto dos, Movistar y Gallina blanca, y son «telepromociones» con los actores de la serie y con la máquina de café como testigo, por supuesto.

De Movistar me lo podía imaginar, pero de Gallina blanca creo que nunca. ¿Cómo anunciar caldo para beber en una serie que respira café por todas partes? Fácil: inventándose que la máquina también puede sacar estos calditos. Quien habitualmente use una máquina de café sabe que es casi imposible, pero para eso está la publicidad.

De momento, no he visto ningún otro spot de esta sopa para beber Gallina blanca, sólo en un autobús. El slogan de la campaña es «El bienestar se Bb» y por lo visto en «Camera café» sigue la línea que no hace falta que sea invierno para tomar sopa.

Quizá el próximo anuncio debería ser de la nueva Coca-Cola Blak (refresco de cola y café), aunque no creo que se pueda comparar una máquina de café con una entrega de los Oscars (vía Diario ADN2, gracias a Lector Fiel por avisarme de su lanzamiento).

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Cuantos más capítulos de «House» veo, más parecidos le encuentro con «Medical Investigation».

El equipo de médico es exactamente el mismo: el jefe frío que está dispuesto a sacrificar un paciente para salvar a otros muchos, la chica sensible con los pacientes que confía en su superior plenamente (previo síntoma de un enamoramiento en los últimos capítulos), el joven novato que suele intimar con los pacientes y el negro (sin querer ofender) con algún antecedente delictivo que entra en casas ajenas para encontrar indicios. La directora de «House» es la equivalente a la responsable de medios de «Medical Investigation».

Los argumentos tienen la misma base: alguien enferma, nadie sabe por qué así que entra en acción el equipo que rápidamente hace un diagnóstico, pero erróneo. Así que cuando empeora la situación, porque siempre va a peor, se sientan todos juntos y hacen otro diagnóstico (ahora sé qué significa «diferencial» en medicina). Aquí es cuando oímos frases como «esta enfermedad se da en 1 cada mil millones» o «sólo ha habido 1 caso en EEUU en los últimos 50 años». Esta situación se puede repetir hasta tres o cuatro veces porque sino la serie acabaría en menos que dura un telediario. Entre susto y susto, el equipo cumple su misión con pruebas clínicas, avisos a la familia de «no pasará de esta noche» o al paciente de «te pondrás bien». Pero todo el final suele ser feliz, se salvan todos (casi) siempre.

Una diferencia entre estas dos series es que en «Medical Investigation» suelen tratar epidemias, por lo que hay muchos más enfermos. En «House» suele haber sólo un paciente por lo que la prensa no suele intervenir (aunque siempre estén al borde de la denuncia).

Pero el eje de la serie, lo que hace diferente «House» del resto de series de médicos es, precisamente, el Dr. House. Su manera de tratar a los pacientes es tan «brutalmente honesta» que provoca siempre un «pero qué bestia» o «cómo puede decirle eso» (Cuatro está haciendo encuestas en cada capítulo al respecto). La gracia de todo esto es que sabemos que, allá en el fondo, dice verdades.

Resulta tan impensable que un médico diga cosas tan «insensibles» que es inevitable que este tipo del bastón caiga bien. El resultado es una serie más cómica que dramática, lo cual también es una novedad. Sólo se me ocurre otra serie de doctores que sea humorística, pero «Deja la sangre correr» es más bien una ida de olla de los guionistas y es imposible poder compararla con nada.

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