Y esta vez no me refiero a hombre=humanidad, más bien al hombre=macho ibérico. Gracias a campañas como la de Marcilla podemos ver en pantalla lo que muchas mujeres pensamos (y sin querer ofender ni generar prolémica).
En esta campaña de «Click pack», un hombre es capaz de cerrar el pote del café mientras recita la tabla de multiplicar del 1. «Felicidades, chicos. Ya podeís hacer dos cosas a la vez», o similiar, dice la acertada voz en off de una chica.
Otro ejemplo de spot que demuestra que al hombre le cuesta pensar en una única cosa (y no en «lo único» que diría un profesor de ética que tuve en el instituto) es el de Axe. Vemos a un pobre especimen que intenta concentrarse en una conversación mientras recibe diversos estímulos. No es porque la conversación de la rubia no sea interesante (lo presupongo), es porque no puede ver la tv y escuchar. ¿Por qué no verle algo positivo a estos spots?
Hablando de anuncios sexistas aprovecho para mencionar la campaña de Old Spice When she’s hot (vía eTc) en la que se diferencia tambien entre hombres y mujeres. Me recuerda a la de Rexona (u otro desodorante), en el que se muestra a hombres haciendo «cosas de mujeres» como la danza del vientre o animadoras y transpirando como cerdos (con perdón).
Reconozco que lo que más me gusta de los chistes sexistas es que, la mayoría de las veces, son reversibles. Cuando no, suelen ser ofensivos para alguno de los dos bandos.
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