Televisión
El tiempo no pasa igual para todas las series. Estos días he aprovechado para volver a ver «Buck Rogers», «El hombre de los seis millones de dólares» y «La mujer biónica». Y todas me han dejado mal sabor de boca. Para empezar, todas son capítulos dobles, ¿por qué? No recuerdo que antes las series siempre acabasen con el típico «Continuará». En época de estrenos que permiten maratones como la actual, es divertido imaginar la intranquilidad que genera la espera. Claro que la trama tampoco era que fuese necesaria estirarla tanto, así que realmente no creo que sufriésemos mucho. Reviéndolas, nada de nada.
Cine
Las habitaciones de algunas películas de los años 30 y 40 del siglo pasado parece que ocupan todo el plató. Son enormes y hay un montón de espacio vacío para que los personajes puedan pasarse por la estancia luciendo modelitos y fumando. No es porque hubiese que meter dentro las cámaras, eso vendría después. Lo que se repite es el lujo, la sensación de vivir en casoplones al alcance de muy pocos. Para eso está la fábrica de sueños, para imaginar cómo sería tener un comedor que parece del tamaño de todo tu apartamento actual. Otra época, tan lejana como la de las series del párrafo anterior.
Internet
Seguramente conozcas a alguien que se enorgullece de no tener televisor en casa. Contrarrestan a quienes se estresan si están un par de días sin este electrodoméstico porque se les ha estropeado. Pero, ¿qué pasa con los que no tienen perfiles sociales y son capaces de dejar un curso a la mitad porque no quieren abrirlos? Me los encuentro en cada edición y no dejan de sorprenderme. Supongo que también contrarrestan a quienes no pueden estar sin abrir Instagram o TikTok un par de horas. Ahora bien, me cuesta imaginar cuántas personas están en los dos grupos, sin tele ni redes, ¿también podrán estar sin conexión?
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Dos anuncios que no puedo evitar relacionar: 1/ Coca-Cola hace una campaña en la que utiliza logos que hacen las buenas gentes que dibujan su marca en diferentes lugares. Evidentemente, es muy reconocible y el resultado es una curiosidad divertida. 2/ British Airways se atreve a mostrar un cachito de tu logo y dar prioridad a las personas que están dentro de sus aviones. Igual que antes, el nombre es fácil de identificar, así que no es tan grave como si fuese una marca desconocida. Conclusión: mola jugar con tu marca cuando la gente ya sabe quién eres. El resto simplemente querrá el logo más grande.