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Aún no ha empezado casi el otoño, al menos en lo que ha climatología se refiere, tampoco hemos sufrido todavía el acoso al que pronto nos veremos sometidos por el Black Friday… pero ya están aquí los primeros spots navideños. En realidad, vienen acompañados por las noticias sobre iluminación de las calles y sobre los presentadores de las campanadas, pero mi sensación es que van demasiado pronto. Quizá porque ver imágenes de paisajes nevados parece tan extraño como las reglas mnemotécnicas que se han inventado para el 11 del 11 de la Once (el ritmillo es horriblemente pegadizo, eso lo reconozco, pero la letra en general es más bien malilla). La temporada acaba de empezar, quedan muchos spots por venir para recordarnos que la Navidad es época de buenas intenciones, aunque termine al apagarse las luces de colores de las calles.

Televisión
Se entiende por «contenido diferido» lo opuesto a «lineal», es decir, las plataformas digitales VS la televisión tradicional, poder ver en el momento que quieras tu seria favorita o rebobinar porque ya había empezado, incluso parar para asaltar la nevera cuando a ti te apetezca. ¿Quién hace eso? Pues parece ser que el contenido en diferido tiene un perfil definido, especialmente si consideramos la edad. Además, el fin de semana es cuando más se consume este tipo de televisión. Se supone que es lógico porque hay más tiempo libre, pero me sorprende precisamente porque entre semana hay menos y sería cuando más nos interesaría poder elegir qué ver y así aprovecharlo mejor disfrutando de una buena serie.

Cine
Pues ya estamos en noviembre de 2019 y el futuro de «Blade Runner» sigue siendo eso, futuro. Hemos visto cosas, sí. Pero no lo que hacía «interesante» esa época. Ya hemos pasado por otros «futuros cinematográficos» y no los hemos alcanzado. La ciencia ficción es lo que tiene, te deja soñar, pero nadie te asegura que algún día se haga realidad. Saber que es solo ficción es lo que lo hace interesante. El problema es cuando es nos gusta demasiado y no queremos que sea ficción. Algún día llegará a ser realidad, pero quizá en décadas o siglos. Sabemos que no lo veremos y por eso disfrutamos imaginando cómo podría ser nuestro día a día. Es la magia del cine, la fábrica de sueños. Para el resto está el cine que refleja la realidad, no que imagina una nueva. Es difícil que gusten ambos mundos.

Internet
Pensando en el futuro, algo que se repite es la presencia de robots, máquinas que nos hacen el trabajo, nos protegen o nos vigilan. Hoy en día se pueden hacer cada vez más cosas sin la interacción humana, es lo que se llama autoservicio: pedir la comida de la hamburguesería, pagar en supermercados y grandes almacenes, recoger entradas compradas online, incluso cambiar moneda o utilizar una lavandería que funciona con taquillas. Se supone que así es más rápido porque te ahorras colas, como en el cajero automático. En realidad, lo mejor es no tener que dar explicaciones de lo que quieres ni oír las de los demás. Internet ayuda a eso, por ejemplo conectando electrodomésticos. Pero, misterios de la sociabilidad humana, luego vamos a buscar conversación en las redes.

Media News S44 A19

Televisión
Históricamente, un telefime es como una película de serie B, es decir, algo que no está bien valorado. Aunque algunas no lo merezcan, suelen tener pocos recursos y eso acaba notándose en algún aspecto de la producción. Con las teleseries o telenovelas ocurre lo mismo, no destacan en nada. Más recientemente y en el extremo opuesto, han ido apareciendo las series que parecen pensadas para disfrutarse en un cine. Casi siempre son miniseries, los recursos siguen siendo importantes, y pueden permitirse ser artísticas en mayor o menor medida. Si el televisor lo permite, ¿por qué no mezclar formatos?

Cine
Comentaba hace unos días cómo las redes forman nuestra imagen de actores/personajes de películas. Otro ejemplo es el vídeo grabado por un fan en el que muestra cómo su héroe le dedica unos minutos de atención para su goce (y el nuestro). Esto es hoy, cuando las redes también permiten denunciar públicamente lo que está mal. Pero el mundo del cine llevaba años ocultando lo que hacían sus estrellas, sin que a nadie le preocupase porque nadie se enteraba. Puedes leer unas cuantas historias relacionadas y darte cuenta de que la impunidad ha estado al alcance de unos cuantos desde siempre. Ya no, pero todavía queda mucho por hacer para que se depuren responsabilidades.

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Llegar el segundo no sirve para nada más que para que te comparen con el primero. Es lo que me ha pasado al ver el anuncio de Coca-Cola: automáticamente lo he comparado con el que Estrella lanzó este verano. Si lo pienso bien, los únicos parecidos son el tema de la sostenibilidad y algunos planos del océano con plásticos. Además, leo que la nuestra es una adaptación de una versión emitida en otros países. Pero ni así, mi cabeza lo ve como una copia y automáticamente no me convence. Intento quitármelo de ahí imaginando cómo haría Pepsi una campaña similar, si podría también compararla o al tercero en llegar lo vería aún peor.

Internet
Encontrar la «X» para salir no siempre es fácil, esta semana me ha puesto cara de «Pero qué…» intentando salir de un par de banners intrusivos. En ambos casos porque ¿casualmente? la «X» se confundía con el color de fondo de la página, además de estar a la izquierda en lugar de la derecha como se acostumbra a situar. Acabé haciendo click a modo de pequeña venganza. Les costé un par de céntimos (no creo que mucho más), pero no compré lo que anunciaban. Seré optimista y pensaré que se darán cuenta de que no es una buena estrategia si no termina en conversión. Mientras, he conseguido que no me vuelva a salir su anuncio… al menos de momento.

Media News S43 A19

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Si la primera frase de un anuncio es «Workaholic: a ti también te lo han dicho, ¿verdad?», me quedo pegada a la pantalla y tengo que hablar de él. Es de Audi, para su Q3 Sportback y continúa con una serie de palabras que ya utilizamos en nuestro día a día como si fuese lo normal. Parecen quejarse de que «nos pasamos la vida inventando nombres» para luego decirnos el de su modelo y pedirnos que llamemos al coche como queramos. Vale, pues lo llamaré «coche», sin distinguirlo de ninguna manera de cualquiera de los otros que veo en anuncios o por la calle. Más que nada porque, para mí, todos son coches, sin más apellidos. Eso lo que tiene no conducir, que ves los coches sin darles valor.

Cine
En un reportaje sobre Filmin, uno de sus responsables predice que el futuro del cine en streaming tiene dos caminos: por un lado, intermitencia de los usuarios (nos daremos de baja y alta cuando nos convenga) y, por otro, plataformas convertidas en contenedores (por comprarse/fusionarse entre ellas). Es un futuro que no suena del todo mal, aunque vamos a seguir sufriendo para llegar a ello. Primero por no estar obligados a la permanencia y sus costes de cancelación (aunque hay que leer siempre la letra pequeña) y segundo porque los precios siguen subiendo. Así que, en el fondo, el futuro (también de la tele) será según determine el dinerito que los usuarios quieran invertir. Claro que una mezcla de pelis clásicas y modernas puede ser interesante, pero según lo que cueste.

Televisión
Hay que reconocer que el titular es de aquellos que te hacen leer: «Yo soy la persona que elige las películas de sobremesa de Antena 3 (y también me encargo de poner los títulos)«. La entrevista acaba resultando curiosa: desde la perspectiva televisiva, hay que reconocerle el mérito; desde la del telespectador, viene a llamarlos domingueros de siesta fácil sin gusto por lo artístico; y desde la de los responsables de las tv movies que programan, no acepta nada que sea creativo y se salga del guión típico. Deja claro que programa lo que les funciona así que me imagino que la sobremesa de este canal es la alternativa que utilizan en fin de semana los que se duermen a diario viendo el ciclismo o los documentales de La2.

Internet
Activismo y humor son las claves que apunta el artículo de Yorokobu sobre clickbait y moda para entender cómo funciona hoy en día este mundillo, aunque yo diría que todos, no solo el de la moda. Te animo a repasar lo que se cuece y triunfa por tus redes en general y seguro que lo más compartido es lo uno o lo otro, quizá los dos a la vez incluso. Queremos reírnos de todo y queremos comprometernos con algo. Parecen incompatibles, pero pueden mezclarse consiguiendo un cóctel que termina en falta de empatía. Me refiero a la que nos hace comprender lo que piensan los otros, no a la simpatía que nos hace poner un Me gusta. De éstos vamos servidos, tanto que hasta nos los quitan para no influirnos.

Media News S42 A19

Internet
Hubo un tiempo en que las noticias que se comentaban por la calle habían pasado hacía unas cuantas horas. Era cuando llegaban en la edición de la tarde de la prensa o cuando la programación no se interrumpía para informar de la última hora. Pero ya no, Internet ha cambiado eso y quien no esté pegado a las redes sociales o a servicios de mensajería se está perdiendo la actualidad. Y los bulos, porque cualquiera puede exponer su verdad y esperar a que otros la crean. Sin límites, sin pudor por la mentira. Cualquier mensaje puede ser cuestionado, las herramientas lo permiten porque están pensadas para ello. Y se hace constantemente: no se puede tener la piel fina porque te la arrancarían a tiras.

Televisión
Los programas de televisión se convierten en TT muy fácilmente cuando se dice o hace algo que llama la atención de las redes, a no ser que sea nocturno y en un canal de pago. Entonces hay que esperar al día siguiente para que algún medio online se haga eco de ello. Y, zas, ahí aparece la tendencia, cuando ya se está pensando en el siguiente programa. Pasado ese tiempo, pocos de los que hablan vieron lo que pasó y muchos ni dedican unos minutos a ver los vídeos para poder opinar con toda la información. Así son las redes, reaccionan no siempre a tiempo ni con conocimiento de causa, pero lo acaban haciendo tarde o temprano, cosa que no siempre se puede decir de otros.

Cine
En línea con el párrafo anterior, de cualquier frase se hace una noticia. Sea en una entrevista o en alguna conversación en redes sociales, siempre hay alguien dispuesto a considerarlo «declaración oficial». Dicen que hemos pasado «de una economía basada en la estrella a una economía basada en el personaje». Pero viendo que nos preocupa la experiencia de Hugh Grant o las declaraciones de Scorsese, no estoy muy convencida. Quizá sí que hay personajes más importantes que su intérprete, como Superman o Joker que han tenido muchas caras, pero también los hay que no se pueden entender sin ellos, como Lobezno o Iron man. Entre reboots y pre/secuelas, ¿qué se puede esperar?

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Y termino retomando la idea de que hay que tener la piel de un cierto grosor para sobrevivir hoy en día, en redes o en cualquier medio. Pienso en ello tras ver los spots del metro de Copenhague porque me dejan claro que el sentido del humor es relativo. Lo que quieren vender como algo positivo, su velocidad, queda en segundo plano por lo que podría considerarse incivismo. Los que estamos acostumbrados a viajar en transporte público lo soportamos muchas veces y no tiene ninguna gracia. De hecho, seguramente se considerase así al cambiar los protagonistas. Este tipo de spots solo puede hacerse en países que son cívicos porque aquí ya estarían despidiendo a la agencia responsable.

Media News S41 A19

Cine
Aún a riesgo de que haya alguien escuchando, voy a escribir sobre «Joker» porque la película lo merece. Quizá prefieras saltar al siguiente párrafo por si desvelo algo que no querrías saber: lee bajo tu responsabilidad. Es obligado destacar la interpretación que hace creíble un guión que nos ayuda a entender a un personaje «bien conocido». Su risa y su baile están perfectamente acompañados por una música profunda que te estremece por dentro, hasta los huesos que muestra Phoenix. Gotham es la ciudad de siempre, violenta como hace falta para entender que haya justicieros y villanos (y vemos varios en la película, no solo el que le pone título). Mi única queja es el color del traje del protagonista, aunque el lila lo lleva por dentro, en sus moratones.

Televisión
La semana pasada me tocó uno de esos días en los que veo varios pilotos para ver si me animo o no a empezar con una serie nueva. Me di cuenta que tenía cierta pereza cuando ya sabía que habían varias temporadas y no pude más que corroborar el artículo sobre muchas series y pocas temporadas. Tú qué prefieres: ¿una serie que durará años o una que podrías ver en un fin de semana? ¿Series que eternizan la vida de los personajes hasta que dejan de ser ellos o aquellas en las que los ves evolucionar sabiendo que hay un fin detrás? Hace unos años AXN aprovechó esta discusión para hacer sus promos: ¿eres de tramas que continúan o tramas episódicas que acaban en cada capítulo?

Internet
¿Nos hemos cargado Internet como sugiere Fernando? Hay días que estoy convencida de ello, otros no tanto. Es cierto que no es lo que era y que muchas de las cosas buenas que tenía se han convertido en malas, pero también han salido cosas buenas. Seguro que a ti también se te ocurre alguna para cada lista si llevas cierto tiempo por estos lares. Una ¿tendencia? que me empieza a molestar es la necesidad de compactarlo todo en el mismo artículo: ejemplos, plantillas, tutorial, preguntas frecuentes, algo para descargar y la versión en curso si hace falta. La buena noticia es que todo es contenido, la mala es que la mayoría no sirve para nada. Visto así, sí estamos cargándonos la Red: acumulando basura.

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La publicidad exterior es tan interesante como sea su relación con su contexto: si da igual dónde esté situado el anuncio, es probable que sea aburrido y no impacte casi nada; si está pensado para un determinado lugar, seguramente consigue llamar la atención. Veo muchos de los primeros y muy pocos de los segundos, por eso me gusta encontrar alguno de tanto en tanto, aunque sea al otro lado del charco. Por aquí tenemos desde hace poco lo que han llamado «publicidad dinámica» en el metro y, aunque no es especial para ese lugar, llama mucho la atención. Así que en cada viaje hay muchas probabilidades de que alguien se sorprenda, al menos la primera vez, cuando se ven unas luces chillonas en medio del túnel.

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